A los 11 años, Juan Carlos había tenido pocas buenas experiencias. Vivía con su abuela en San Pedro Sula, Honduras, desde que tenía memoria, pues su madre había ido al norte a ganar el dinero con que ayudaba a la familia. De vez en cuando llamaba por teléfono, pero eso ocurría cada vez menos.

You've reached subscriber-only content

Free 3-day trial

Already a subscriber? Log in here.