Por Ben Stocking, traducido por George Alfaro

Alma Sanchez sabía que gran parte de las viviendas disponibles para los trabajadores de bajos ingresos en West Marin, muchos de ellos latinos, eran deficientes.

Pero se sorprendió con lo que encontró entrevistando a los participantes de un nuevo estudio de gran alcance sobre las necesidades urgentes de vivienda en la región. «La vivienda digna en West Marin parece inalcanzable para muchos de nuestros residentes», dijo Sanchez. «Las casas están llenas de moho. Hay tuberías oxidadas. Ni hablemos de la calidad del agua».

Srta. Sanchez fue uno de los varios miembros del equipo de la encuesta que habló el jueves pasado en el Dance Palace cuando el Comité de Vivienda para Trabajadores Agrícolas y sus Familias publicó el nuevo estudio.

El grupo, formado en 2018, incluye a funcionarios del condado, trabajadores agrícolas, ganaderos, inquilinos, donantes de fundaciones y defensores de la vivienda asequible. «Vi muchas cosas que me sorprendieron», dijo Sanchez, directora de programas de un equipo de desarrollo comunitario latino en los Servicios Comunitarios de West Marin. «Nunca podría terminar de contarles todas las cosas que vi».

El setenta y ocho por ciento de los hogares entrevistados para el informe “Creciendo Juntos: Promoviendo Soluciones de Vivienda para Trabajadores en West Marin” viven en viviendas con graves violaciones de salud y seguridad. Muchos viven en casas sin calefacción ni plomería. El ochenta y cinco por ciento tiene una carga económica, lo que significa que gastan más de un tercio de sus ingresos en vivienda.

Muchos ganan menos que el salario de pobreza y se ven obligados a elegir entre pagar el alquiler y satisfacer necesidades básicas como comida y medicinas. «Es muy triste ver las pocas horas que tienen para dormir o el poco tiempo que tienen para estar con sus hijos», dijo Sanchez. «Y a veces esos niños no pueden respirar bien debido al moho o porque la calefacción no funciona o porque no hay calefacción en absoluto».

El resultado para muchos es una profunda depresión y ansiedad. «Estas personas no se sienten parte de la comunidad, porque una comunidad no permite que una parte de ella sufra de esta manera», dijo. El impacto de vivir en tales circunstancias es duradero, dijo Santi Gomez, quien creció en una vivienda de rancho y fue parte del equipo de la encuesta. Recordó haber visto a sus padres perder su hogar y luchar por encontrar uno nuevo. «Veo a familias que conozco desde hace años que les está pasando esto ahora», dijo. «Deja un trauma emocional y psicológico que a menudo no se reconoce».

El informe concluyó que West Marin necesita al menos 1.000 unidades de nuevas viviendas asequibles para satisfacer las necesidades actuales, incluido un refugio para entre 50 y 100 personas que corren el riesgo de perder sus hogares en un futuro próximo. El estudio recomendó una amplia gama de posibles soluciones, entre ellas, flexibilizar los requisitos de zonificación y permisos para mejorar las unidades existentes que no cumplen con los estándares, incentivar a los propietarios de segundas residencias para que las alquilen a trabajadores locales, aumentar las protecciones para los inquilinos, generar voluntad política fortaleciendo la organización Latina e inspirando a los propietarios y funcionarios a actuar. «Ya hemos tenido suficientes palabras», dijo Rosa Rodríguez, miembro del comité de vivienda que vive en un rancho en la Costa Nacional de Point Reyes. «Queremos acción».

El informe se realizó durante un período de 12 meses y se basa en entrevistas, encuestas y sesiones de escucha comunitaria. Captó las perspectivas de 150 personas de hogares con más de 350 miembros que viven o trabajan en West Marin.

Otra integrante del comité de vivienda, Azucena Vazquez, describió cómo era vivir en una casa rodante sin plomería en Bolinas. Ella y sus hijos tenían que usar un baño portátil, lo que era especialmente difícil durante el invierno. «Nadie merece vivir as», dijo.

Jasmine Bravo, otra integrante del equipo de la encuesta, dijo que organizar a los trabajadores Latinos y educar a los inquilinos sobre sus derechos es vital. «Este es un momento crucial para nuestra comunidad Latina», dijo Srta. Bravo, quien creció en ranchos de West Marin y trabaja como organizadora comunitaria en Bolinas. «Las preocupaciones de nuestra gente han sido ignoradas por demasiado tiempo, y tengo la esperanza de que este informe cambie eso».

 

Ranch worker testimony adds urgency to new housing report

By Ben Stocking

Alma Sanchez knew that much of the housing available to low-wage workers in West Marin, many of them Latinos, was substandard. But she was shocked by what she found while interviewing participants in a sweeping new study of the region’s urgent housing needs.

“Dignified housing in West Marin seems unreachable to many of our residents,” Ms. Sanchez said. “The houses are filled with mold. There are rusty pipes. Let’s not even talk about the quality of the water.”

Ms. Sanchez was one of several survey team members who spoke last Thursday at the Dance Palace when the Committee on Housing Agricultural Workers and Their Families released the new study. The group, formed in 2018, includes county officials, farmworkers, ranchers, tenants, foundation donors and affordable housing advocates. “

There are many things I saw that surprised me,” said Ms. Sanchez, program manager of a Latino community building team at West Marin Community Services. “I could never finish telling you all the things that I saw.”

Seventy-eight percent of households interviewed for the report, “Growing Together: Advancing Housing Solutions for Workers in West Marin,” live in housing with major health and safety violations. Many live in homes without heat or plumbing. Eighty-five percent are cost-burdened, meaning they spend more than a third of their income on housing. Many earn less than poverty wages and are forced to choose between paying rent and meeting basic needs such as food and medicine.

“It’s very sad to see how few hours they have to sleep or how little time they have to spend with their children,” Ms. Sanchez said. “And sometimes those children can’t breathe properly due to mold or because the heater doesn’t work or because there is no heater at all.”

The result for many is profound depression and anxiety. “These people don’t feel like they are part of the community, because a community doesn’t allow a part of it to suffer this way,” she said.

The impact of living in such circumstances is long-lasting, said Santi Gomez, who grew up in ranch housing and was part of the survey team. He recalled watching his parents losing their home and struggling to find a new place.

“I see families I’ve known for years going through this now,” he said. “It leaves behind emotional and psychological trauma that often doesn’t get recognized.”

West Marin needs at least 1,000 units of new affordable housing to meet current needs, the report found, including shelter for 50 to 100 people who are at risk of losing their homes in the near future.

The study recommended a wide array of potential solutions, including easing zoning and permitting requirements for upgrading existing substandard units, incentivizing owners of second homes to rent them to local workers, increasing tenant protections, building political will by strengthening Latino organizing and inspiring homeowners and officials to act.

“We’ve had enough words,” said Rosa Rodriguez, a housing committee member who lives on a ranch in the Point Reyes National Seashore. “We want action.”

The report was conducted over a 12-month period and is based on interviews, surveys and community listening sessions. It captured the perspectives of 150 people from households with more than 350 family residents who live or work in West Marin.

Another housing committee member, Azucena Vazquez, described living in a Bolinas trailer without plumbing. She and her children had to use a porta-potty, which was especially difficult during winter. “Nobody deserves to live like that,” she said.

Jasmine Bravo, another member of the survey team, said organizing Latino workers and educating renters about tenant rights is crucial.

“This is a pivotal moment for our Latino community,” said Ms. Bravo, who grew up on West Marin ranches and works as a community organizer in Bolinas. “Our people’s concerns have been overlooked for far too long, and it is my hope that this report will change that.”