Una jueza federal rechazo una moción de los residentes de los ranchos en la costa nacional de Point Reyes el mes pasado, y por consecuencia se les negó un asiento en las negociaciones sobre el futuro del parque, lo que los hizo sentir silenciados.

Durante casi tres años, las conversaciones sobre el futuro de la agricultura en el parque se mantuvieron confidenciales de los trabajadores del rancho, los inquilinos del rancho y sus familias, que en su mayoría son latinos. Después de que hicieron una petición de representación en la última hora, la jueza del Tribunal de Distrito de EE. UU. Maxine Chesney la desestimó.

Los residentes, entre ellos el diseñador gráfico Marco Alcantar que nació en una lechería del parque y tiene 20 años, se quedaron escandalizados. El Sr. Alcantar respondió con un gráfico: una ilustración de un hombre que lleva una tejana con cinta adhesiva cubriendo su boca. Dijo que expresa la frustración colectiva que comparte con sus vecinos, y lo ve como una forma de entrar en la conversación y ser escuchado.

«Es la voz de él, y hay que dejarlo escuchar», dijo Socorro Romo, directora ejecutiva de Servicios Comunitarios de West Marin. «Lo mismo que dice esta foto, me lo han dicho los residentes».

Hacer una declaración en contra del establecimiento conlleva riesgos. Cuando la vivienda depende en el empleo, como lo es para algunos residentes del parque, hablar en contra de los intereses de un empleador puede afectar negativamente las posibilidades de encontrar trabajo en el futuro. Eso puede causar la autocensura basada en el temor de las represalias, dijo el Sr. Alcantar.

La necesidad de mantener y alimentar a la familia puede impedir el compromiso cívico, explicó.

Pero al sopesar las consecuencias de hablar, el Sr. Alcantar pregunta: «Si no lo hago yo, ¿quién lo hará? ¿Quién nos va a salvar? Estoy cansado de ver cómo caminan sobre las minorías».

El acuerdo anunciado el mes pasado fue hecho entre el Servicio de Parques Nacionales, los grupos ambientalistas que lo demandaron y los propietarios de ranchos que intervinieron, y todas las partes estaban obligadas por la orden de mordaza. Eso dejó a los residentes que cuidan el ganado y viven en el lugar con poca o ninguna información sobre las negociaciones y, ahora, sobre lo que les espera en el futuro.

«No tenemos ni idea de lo que realmente está pasando», dijo el Sr. Alcantar. «A pesar de que el acuerdo ya se ha firmado, no hay una comunicación verdadera de lo que está sucediendo».

Los residentes saben que los ranchos y las lecherías cerrarán durante los próximos 14 meses. Eso significa que hasta 90 residentes perderán sus hogares, y algunos de ellos también perderán sus empleos.

«Realmente, estamos en tierras que no son nuestras, y si realmente eso a lo mejor tiene razón», dijo Rosa Rodríguez, quien vive de una lechería en el parque. «Pero realmente lo que debemos de hacer es pensar y decir: ¿Estoy haciendo lo que es correcto? ¿O tengo que alzar la voz? ¿Quitarme este vendaje de mi boca y gritarle al mundo que aquí estoy? ¿O debo seguir callando?»

El otoño pasado, la Sra. Rodríguez estuvo en un panel de oradores durante la presentación de un estudio sobre las viviendas de los trabajadores agrícolas. Ella es miembro del Comité de Vivienda para los Trabajadores Agrícolas y sus Familias, que publicó un estudio sobre las condiciones y necesidades de vivienda en West Marin y ha reunido a funcionarios del condado, trabajadores agrícolas, rancheros, inquilinos, donantes de fundaciones y defensores de la vivienda asequible en reuniones desde 2018.

El abogado Andrew Giacomini, que representa a los residentes del rancho, presentó una apelación el mismo día en que la moción para intervenir fue negada, impugnando la decisión del juez Chesney en la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito. También está representando a los trabajadores del rancho en una demanda pendiente y separada contra el servicio de parques, ya que busca todas las vías legales para asegurar el derecho de sus clientes a permanecer en sus hogares.

Al mismo tiempo, los funcionarios del Condado de Marin están considerando medidas de emergencia que podrían acelerar la aprobación de refugios temporales para alojar a los residentes que serán obligados a abandonar sus hogares como parte del cierre de ranchos.

Durante tiempos de crisis, las personas a veces pueden encontrarse en un estado de pánico en el que su primer impulso es buscar a alguien a quien culpar. Pero en este caso, puede ser que no haya una sola entidad que tenga la culpa.

La Sra. Romo dijo que los residentes han vivido con la amenaza del cierre de ranchos durante décadas, por lo que la experiencia de incertidumbre se convirtió en ruido blanco. Además, organizar a los residentes en el parque no es algo fácil. A la gente se preocupan por las represalias, el desplazamiento y la mayor visibilidad que acompaña a cualquier participación en el discurso público.

Aún así, los residentes dicen que han estado tratando de discutir el escenario que ahora enfrentan durante bastante tiempo, pero que sus súplicas han caído en oídos sordos.

A menos que encuentren éxito en su esfuerzo legal para permanecer en sus hogares, los residentes deben prepararse para el cambio radical en el horizonte. Los alquileres económicos son escasos en West Marin, y las transiciones lejos de la costa y sobre el cerro se sentirán en las empresas y escuelas locales.

El mes pasado, mientras el Sr. Alcantar relató que trepaba cercas y perseguía ganado cuando era niño en el parque, vio a las vacas Jersey cruzar la carretera bajo el sol del mediodía. Nacido en el histórico rancho C, toda su vida se ha centrado en la ganadería y la agricultura.

Ahora, como estudiante en la Universidad Estatal de Sacramento, el Sr. Alcantar está estudiando diseño gráfico. Fue uno de los 14 estudiantes de toda la nación seleccionados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos para trabajar en materiales visuales para el público en Washington, D.C. el verano pasado. La pasantía solo se ofrece a estudiantes con antecedentes agrícolas, y el Sr. Alcantar fue el primero en el programa en recibir una oferta para permanecer después de que terminó la pasantía. Los miembros del gabinete y los visitantes que entran en la sede del Departamento de Agricultura ahora son recibidos por pantallas gráficas creadas por el Sr. Alcantar.

Para los turistas, los ranchos a la orilla del mar pueden ser un punto culminante de su visita o un telón de fondo para un autorretrato, dijo el Sr. Alcantar.

Pero para los residentes, las raíces de su árbol genealógico están entrelazadas con la ganadería en el parque, lo que hace difícil separar sus historias de cada curva en el paisaje. Este parque es su mundo, y para algunos, es todo lo que saben y aman.