Una crucial elección presidencial se aproxima en México. Este 1 de julio, más de 90 millones de mexicanos, algunos de los cuales viven en el extranjero, elegirán a un presidente que, según todas las encuestas, será el centro-izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien lidera por más de 20 puntos encuestas y sondeos de opinión. Le siguen Ricardo Anaya del conservador PAN—partido que ya gobernó de 2000 a 2012—y José Antonio Meade del gobernante y desprestigiado PRI, quienes no han podido revertir esta tendencia.

En 2000 fue elegido Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN), tras 71 años de regímenes autoritarios y cuasi monopólicos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), simulando democracia. Había elecciones, pero siempre las ganaba el PRI. Su erosión comenzó en 1968 con diversos movimientos sociales reprimidos, e hizo crisis en la elección presidencial de 1988, cuando la coalición opositora del frente democrático encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas parecía ganar la elección. 

Sin embargo, cuando el conteo de votos daba ventaja a Cárdenas, el gobierno del PRI lo suspendió por una supuesta falla del sistema de computación que se usaba por primera vez. Se le llamó “la caída del sistema” y, cuando la falla se arregló una semana después, la ventaja de Cárdenas desapareció y ahora era para el candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari, finalmente declarado vencedor.

Hubo grandes protestas, pero el gobierno no cedió y siguió reinando el PRI, aunque debilitado por este fraude. Salinas hizo varias concesiones, cediendo gubernaturas y puestos al PAN y un poco al Partido de la Revolución Democrática (PRD), surgido tras la derrota de Cárdenas. Salinas abrió la economía de mercado, firmó el tratado de libre comercio (NAFTA), y gracias al pánico desatado por la rebelión zapatista en Chiapas en 1994 y el asesinato de su candidato a la elección de ese año, el PRI obtuvo nuevamente la presidencia.

Ernesto Zedillo fue nombrado por Salinas para sucederlo, y tras unas semanas en el puesto la economía mexicana se vino abajo, culpando Zedillo a Salinas por ello. Su enemistad dura desde entonces. Zedillo tuvo que hacer más concesiones a la democracia. Se creó un instituto electoral independiente y por primera vez hubo elección a alcalde de la ciudad de México, ganada por Cárdenas del PRD en 1997. Desde entonces el PRI desapareció políticamente en la capital. También hubo por primera vez un Congreso plural sin mayoría del PRI.

Con el triunfo de Fox en 2000 todos pensaban que el PRI desaparecería y se iniciaba una nueva era democrática. Pero Fox no cumplió sus promesas de cambiar el sistema político y llevar a juicio a todos los corruptos del PRI. Pactó con ellos y perdió una oportunidad histórica. Con la decepción colectiva, López Obrador se perfilaba como favorito para la elección de 2006; pero algo ocurrió y Felipe Calderón, del PAN, ganó por un cuestionable margen de 0.56%. Hubo protestas, pero nada cambió.

Para legitimar su triunfo, Calderón desató la “Guerra contra el Narco,” sacando a Ejército y Marina a las calles. El resultado más evidente fue un incremento exponencial de la violencia en México. La nueva decepción hizo que el PRI se reagrupara alrededor de Enrique Peña Nieto, gobernador del estado de México, quien apoyado por los demás gobernadores del PRI, realizó una campaña en televisión por cinco años que lo llevó a la presidencia en 2012, derrotando otra vez a López Obrador.

Hoy, con una decepción aún mayor, más violencia a todo nivel y enormes casos de corrupción e impunidad de Peña y sus jóvenes gobernadores, a quienes presentaba hace seis años como “el nuevo PRI que ya no será lo que fue,” la gente ve una esperanza en López Obrador y su nuevo Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ya separado de un debilitado PRD que retomó la corrupción y clientelismo del PRI.

Así que, a pesar de las críticas de algunos expertos contra el populismo de López Obrador, diciendo que es un retroceso y llevaría a México a ser como Venezuela, y quienes esperan un cambio positivo con su dedicación, honestidad y deseo de mejorar al país sin la desmedida ambición de los políticos tradicionales que buscan el poder para robar y favorecer a los grandes capitales y a los más ricos, este 1 de julio veremos una de las elecciones presidenciales más controvertidas e importantes en la historia del país.

Mientras tanto, millones de electores mexicanos que viven en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, y que quieren tener voz, ven como maniobras políticas y técnicas les han impedido participar en los comicios. Es muy complicado obtener la credencial de elector, recibir la boleta y votar por correo; y sólo unos 80 mil de 10 millones de votantes potenciales están participando en esta elección. Una vergüenza si se considera que el movimiento del voto en el extranjero se inició hace casi 20 años.

 

Victor Reyes is a translator, teacher and native of Puebla, Mexico with decades-long ties to the Light.