Desde mi llegada a California y al área de la bahía, llamaron mi atención los numerosos carteles en español desperdigados por doquier. Aún con errores gramaticales, sintácticos y fonéticos, la cantidad es impresionante: Tiburón, Corte Madera, San Anselmo, San Rafael, Nicasio… me causaron sensaciones encontradas, con la familiaridad de mi idioma en una tierra ajena, rica, moderna, y la pérdida de su significado original en un mundo angloparlante, donde esos nombres extraños, a menudo mal pronunciados, identifican solo lugares.
El origen de muchos nombres de santos y santas resulta obvio dado el pasado católico español; pero otros, como Point Reyes, no tanto. Ante tal nomenclatura española, no me sorprendió que al final se tratara de los tres Reyes Magos de Oriente, aquellos míticos personajes que, según la leyenda, llevaron regalos al recién nacido Dios hecho hombre, el Mesías judío llegado para redimir al mundo, iniciando la era cristiana cuyo calendario aún nos rige.
Pensé entonces que cada 6 de enero, día que la tradición católica dedica a esos Reyes, habría alguna celebración local, al menos en la iglesia de Olema. Pero no, ni siquiera los inmigrantes latinos de entonces, ya numerosos, hacían algo. Sabían de la tradición de que los niños les piden juguetes a los Reyes Magos ese día, igual que a Santa Claus en navidad, pero nada más.
Pero, ¿no había sido Point Reyes Station fundado por españoles y habitado por mexicanos antes de ser de Estados Unidos? Según Wikipedia, el explorador español Sebastián Vizcaíno llamó Punta de los Reyes a esa área cuando ancló en la Bahía de Drake el 6 de enero de 1603, día de esos Reyes. Sin embargo, este vasto territorio norteño de Nueva España, la principal colonia española de las Américas, permaneció virtualmente sin control. Fue hasta la segunda mitad del siglo 18 que los españoles descubrieron su potencial cuando ingleses, franceses y rusos se interesaron por esa rica zona costera. El Rey de España mandó al gobernador de Baja California, Gaspar de Portolá, a explorarla para establecer presidios y misiones.
En 1817, ya iniciada la lucha de independencia mexicana, los españoles establecieron la Misión de San Rafael Arcángel, para cristianizar a los nativos, empezando a explorar Punta de los Reyes. Estos indios Miwok, devastados por enfermedades y otras calamidades traídas por los forasteros, se negaron a las exigencias de los misioneros, necesitados de la mano de obra indígena. México se independizó de España en 1821, y las inmensas tierras de casi todas las misiones californianas fueron subdivididas y otorgadas para criar ganado. El área de Point Reyes no servía para este propósito, así que pasó a formar parte del Rancho Punta de los Reyes Sobrante.
En 1836 ese territorio fue otorgado a Rafael García, caporal del ejército mexicano. Otros rancheros quisieron tierras también, pero sin cumplir con la condición de vivir ahí, así que las ventas ilegales y el caos proliferaron. En 1844 pidieron al gobierno mexicano aclarar propiedades y obtener sus títulos. Aunque lo lograron, los gastos para esto y la falta de dinero, los hicieron venderlas a precios de regalo, lo que aprovecharon los norteamericanos recién llegados para adquirirlas. Esto, luego que en 1847, Estados Unidos derrotara a México en una guerra desigual, cuyo propósito oculto era expandir el país hasta la costa del Pacífico. Como parte del acuerdo tras su derrota, México “vendió” la mitad de su territorio a Estados Unidos, incluida California.
En lo que hoy es West Marin, y ya bajo control norteamericano, Olema surgió cuando construyeron ahí un hotel y un bar en 1857. En tres años ya era el centro comercial del área. Pero al llegar el ferrocarril en 1875 no paró ahí, sino en Point Reyes Station, por influencia de los Shafter, poderosos rancheros. Siendo sólo un pastizal para vacas, los pasajeros exigieron servicios apropiados, fundándose así el pueblo. Para 1880 ya tenía hotel, bar, establo, herrería, carnicería y escuela; dos años después correo y para 1883 tienda.
El solo nombre de Point Reyes, mezcla de inglés y español, no da pistas sobre los Reyes Magos, como sí ocurriría si se llamara, por ejemplo, “Point Tres Reyes.” Melchor, Gaspar y Baltasar son nombres bien conocidos por los niños que cada 6 de enero esperan regalos de los Reyes Magos, a quienes previamente escriben cartas con sus deseos. El nacimiento navideño dedicado al Niño Jesús y José y María, incluye a los Reyes viajando en un camello, un elefante y un caballo, llegando al pesebre el 6 de enero, donde pastores y ángeles ya adoran al Dios recién nacido. Y aunque el árbol navideño y el barbado Santa Claus acompañan al nacimiento, éstos claramente provienen de otra tradición.
Así que Point Reyes Station, al no ser fundado por españoles, nunca celebró ni celebrará a los Tres Reyes Magos, que adoraron al Mesías judío un 6 de enero de hace unos 2019 años, según se confíe en esta tradición calendárica.
Victor Reyes is a writer, translator and Cotati resident with decades-long ties to the Light. An English-language version of this column will appear in next week’s edition.